miércoles, 9 de febrero de 2011

Padres en paro

Estoy convencida de que la crisis económica tiene aspectos positivos. Estar parado es haber sido detenido pero, aunque sea a la fuerza, detenerse es positivo: permite la reflexión, induce a replantearse cosas que se habían dado por hechas, a cambiar de sueños y buscar nuevas oportunidades. Bueno, pues entre los aspectos positivos que he observado es que la crisis (el paro) ha forzado a muchos hombres a ejercer de padres como antes ni lo hubieran imaginado. 

Es un fenómeno nuevo: cada vez se ven más hombres ocupándose de sus hijos. Antes podía hablarse de padres que pasaban más o menos tiempos con los niños, que compartían juegos, pero no que realmente se ocuparan de ellos. Ahora sí. De modo que no sólo es fácil encontrarlos, por ejemplo, a las puertas de cole, sino que ya no son, obviamente, meros taxistas, sino que hablan con otros padres o madres sobre los deberes de los niños, sobre qué meriendan, si les gusta o no la fruta, si se han peleado con su amigo del alma o han hecho nuevas amistades... y hacen comentarios a los hijos de los demás tipo "¡Vaya, Anita, qué mochila tan bonita te han comprado!" o "Jorge, ¿te han cortado el pelo, eh? ¡Pues estás muy guapo!"

Yo, francamente, nunca había presenciado escenas así antes. Y me encanta. Me recuerda una ocasión en que, siendo mi primogénita pequeñita, me preguntó a qué se dedicaba el padre de una amiga, al que siempre veía con ella, y le dije que estaba jubilado: "¡Qué suerte -dijo sin dudar- tener un padre jubilado!". Pues tener un padre en paro también puede tener ventajas para los críos... pero, desde luego, las tiene para ellos si en vez de sentirse frustrados por no cumplir con su supuesta obligación de ser el sostén familiar, aprovechan la oportunidad de ser de verdad padres.

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